La ciudad más importante de la costa pacífica colombiana vive una revitalización económica, pero enfrenta desafíos de seguridad para convertir su potencial en progreso sostenible.

Dos días antes de la cuarta edición de ‘La ruta al mundo desde el Puerto de Buenaventura’, que a mediados de julio convocó a más de 30 empresas nacionales y extranjeras y a más de 100 asistentes para analizar oportunidades de negocios e inversión en el principal puerto de Colombia sobre el Pacífico, un grupo armado incendió varias tractomulas a escasos kilómetros de allí.

El miedo y la prosperidad conviven en esta ciudad de más de 300.0000 habitantes que lucha por dejar atrás el estigma de la violencia en una de las zonas con mayor potencial económico del país. En abril cientos de bonaverenses marcharon bajo la consigna de ‘Buenaventura no aguanta más violencia’, convocados por organizaciones de la sociedad civil, para gritar que no quieren ‘seguir encerrados por miedo’.

La paradoja es que, a pesar del ambiente de zozobra que se respira en algunos momentos, Buenaventura está experimentando un renacer económico y social, impulsado por el turismo, la inversión empresarial y una infraestructura portuaria de talla mundial.

Hoy es la tercera ciudad más visitada del Valle del Cauca, con más de tres millones de turistas entre 2022 y 2025, solo detrás de Cali y Buga, gracias al auge del turismo comunitario, barrial y de naturaleza, destacándose experiencias como el avistamiento de ballenas, que atrajo 93.000 visitantes entre agosto y octubre de 2024. El impacto económico generado fue de cerca de 20 millones de dólares.

“El turismo ya no es un sector emergente sino motor de desarrollo económico, social y medio ambiental del territorio”, sostiene Miyerlandi Torres, Secretaria de Turismo del Valle. “Esto significa que más allá de los retos y a veces de la imagen que se pueda tener en otros territorios logramos posicionar a Buenaventura como una de las principales ciudades a visitar”.

Con el 46 % de la carga nacional en contenedores y  conexión directa con más de 50 puertos internacionales,  la Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura (SPRBUN) ha sido reconocida como la cuadragésimo cuarta más eficiente del mundo y la cuarta en la región, según el Índice de Desempeño de Puertos de Contenedores (CPPI) del Banco Mundial.

En sus inmediaciones funcionan tres terminales más operadas por APM Terminals, la Terminal Aguadulce de Compas dentro de la Sociedad Puerto Industrial Aguadulce (SPIA) y Puerto Aguadulce, propiedad de International Container Terminal Services, Inc. (ICTSI) de Filipinas y PSA de Singapur.

“Buenaventura necesita que la vean completa”, dice Óscar Fandiño, Chief Commercial Officer (CCO) de esta última, cuyos accionistas planean millonarias inversiones para ampliar hasta 900 metros su muelle y agregar dos grúas pórtico a las cuatro que ya operan, lo que le permitirá atender 2 barcos con longitud hasta de 400 metros al mismo tiempo.

Con China convertida en el segundo socio comercial del país, a comienzos de febrero la naviera estatal Cosco Shipping de ese país inauguró su primer servicio a Buenaventura con el barco Xin Hong Kong, que tiene una capacidad de 50 mil toneladas, lo cual ha reducido los tiempos de tránsito entre Asia y Colombia, reforzando el papel de la ciudad-puerto como puente clave con el mercado Asia-Pacífico.

Desafíos y Oportunidades 

El sector empresarial también ha encontrado en Buenaventura una plataforma estratégica.

Grupo Disan, una multinacional de distribución de materias primas y productos para el agro con operación en varios países de Latinoamérica, estableció operaciones allí este año por su ubicación clave, lo que les ha permitido optimizar costos logísticos y proyectar un ahorro del 57% en transporte para 2028.

Marcela Escobar, gerente de recursos humanos de la compañía, explica que más del 60% de las materias primas y fertilizantes que importan llegan por Buenaventura para ser transformados y despachados a  nivel nacional.

No obstante, resalta desafíos como la escasa mano de obra calificada, la inseguridad, la ausencia de un ecosistema empresarial robusto y articulado y una política fiscal poco competitiva frente a ciudades cercanas como Buga.

“Hay retos en materia de orden público que generan sobrecostos en nuestras operaciones y desafíos de movilidad por los cierres de las vías por diferentes razones, pero que se reducen al estar acá, lo que facilita que los podamos manejar”, agrega.

Escobar señala, sin embargo, que es clave adaptarse. “Nos dimos cuenta de que teníamos que cambiar los procesos de selección. Hay mano de obra sobrecalificada en muchas de las áreas que estamos buscando, pero sin certificaciones formales para acceder a los procesos de selección tradicionales”, explica. “Ante ello tomamos la decisión de dejar de buscar los títulos para enfocarnos en las capacidades, y donde necesitamos títulos los vinculamos como aprendices mientras logran la calificación”.

Adrián Zamora, CEO de la Corporación para el Desarrollo Social y Cultural del Valle del Cauca (Corpovalle), destaca que en los últimos 15 años el PIB del departamento creció 95%, la pobreza multidimensional se redujo en el 60,5% y que hoy es el tercero más competitivo del país con una mejora de cuatro puestos.

“Nuestra visión es consolidar al Valle, con Buenaventura como epicentro, en un hub logístico, industrial y energético, sostenible e integrado para el desarrollo de Colombia”, señaló y destacó como prioridad el dragado de profundización en la bahía de Buenaventura a más de 16 metros para competir eficazmente en el Pacífico.

En un departamento que históricamente ha tenido vocación internacional por su cercanía al Pacífico, allí operan más de 240 empresas de capital extranjero, que aportan cerca del 37% de sus exportaciones, 21 % del PIB local y la generación de empleo formal.

De hecho, fue uno de los departamentos líderes en crecimiento en 2024, con una expansión anual de 2,8% en el tercer trimestre, con un aumento de 3,5 puntos porcentuales (pp) frente al mismo período de 2023, según cálculos de Anif.

“El Valle es la tercera región de mayor relevancia económica del país, aportando el 10% del PIB nacional, concentra 18% de la industria nacional y 22% de la agroindustria en tan sólo el 2% del territorio colombiano”, explica Juan Carlos Castro, director ejecutivo de Invest Pacific.

Castro señala que la clave ha sido identificar las oportunidades de la región que generarán interés en el sector privado para la toma de decisiones de inversión.

“Vimos que las empresas le estaban dando mayor importancia a temas relacionados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, y sus metas a corto, mediano y largo plazo”, agregó. “Y cuando hablamos con empresas instaladas en el Valle les preguntamos sobre qué era lo que más valoraban de hacer negocios acá”.

¿La respuesta? Cumplir con sus metas de tener energías renovables al 2030, apoyar la transición energética y contribuir a la consolidación del Valle como un actor clave en las fuentes no convencionales de generación de energía y en la economía circular.

El Valle, con una de las economías más competitivas y diversificadas del país y origen del 12% de los bienes no mineros, se ajusta a lo que muchas de esas multinacionales buscaban.

Según Invest Pacific, la huella multinacional del Valle del Cauca tiene más de 90 años y ha incidido directamente en el desarrollo, dotación y diversificación de la canasta exportadora del departamento. De hecho, es la sede de marcas globales como Nestlé, Colombina, Johnson & Johnson, Ingredion, Unilever y Tecnoquímicas.

Infraestructura para la competitividad

Concesionada hace tres años, la doble calzada Buga- Loboguerrero-Buenaventura es un proyecto estratégico no solo para el Valle sino también para Colombia, ya que dinamizará la economía, el comercio exterior, la logística y el turismo en el sur del país.

“Manejamos 14 consultas previas con 14 comunidades afrodescendientes”, explica Miguel Ángel Acosta, gerente de la Unión Vial Camino del Pacífico, de la española Sacyr, al referirse a uno de los principales cuellos de botella de los proyectos de infraestructura del país.

La vía de 128 kilómetros demandará una inversión de $5,2 billones, generará 6.000 empleos, beneficiará a 2,7 millones de personas de siete municipios y tendrá una duración (variable) de 29 años).

A comienzos de agosto, la multinacional española anunció el cierre de la financiación sostenible del corredor por $3,66 billones de pesos, marcando un hito al estructurarse completamente en pesos colombianos. La operación, liderada por JP Morgan con la participación de entidades como IDB Invest, IFC, Bancolombia, BBVA, FDN y Bancoldex, busca minimizar riesgos cambiarios y asegurar estabilidad financiera a largo plazo.

A pesar del desafío de lograr acuerdos con las comunidades, Acosta destaca que éstas han empezado a entender que entre más pidan menos desarrollo puede llegar a la región. A pesar de ello, entre Cisneros- Loboguerrero ‘aparecieron’ seis nuevas comunidades, lo cual exigirá la realización de igual número de consultas y acarreará retrasos.

“Acá estaremos hasta el 2032 finalizando los túneles nuevos. Este tramo de túneles es el cuello de botella. Es el sector con más accidentalidad, aunque ya hemos logrado reducirla”, señala al explicar que aunque la idea era terminar el tramo en 42 meses, los sectores donde no han iniciado obras se atrasarán.

Una de las ganadoras con la mejora de la infraestructura al Pacífico será la Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura (SPRBUN). Claudio Mústico, gerente de operaciones, destaca que en 2024 por allí salió el 74% del café que exporta el país, el 99% del azúcar y que movilizó el 40% de los contenedores a nivel nacional.

“Somos el puerto con las distancias más cortas a Bogotá, Medellín y Cali, los tres principales centros de consumo del país y el punto más cercano a Asia”, se jacta este argentino al destacar que por Buenaventura se importa el 33% de los granos y el 42% en vehículos.

A pesar de sus avances, el principal reto competitivo sigue siendo el dragado del canal de acceso que tiene una profundidad de 12,50 metros que limita la operación cuando baja la marea.

“Aun así, somos 44 en el ranking mundial y cuartos en Latam”, repite Mústico al destacar los 2.200 metros de muelle de la SPRBUN. “Somos la terminal más grande de Colombia, no solo en el Pacifico”, remata. Fuente: Forbes Colombia.